Título: La iglesia española a la hora del Concilio
Año: 1966
Duración: 11 min., 11 seg.
Fondo sonoro: Radio París. Ramírez/del Campo
Resumen: Conversación con 2 miembros de la iglesia, 1 periodista y el autor del libro "La iglesia española a la hora del concordato". con motivo de la publicación de este libro.Hablan sobre el concordato español de 1953, las relaciones iglesia - estado en España
A lo largo de los años sesenta y primeros setenta (del siglo XX), se produjo en la Dictadura un hecho singular: la quiebra de la unidad nacionalcatólica. La Iglesia Católica Española había sido un pilar fundamental del franquismo. De hecho, otorgó carácter de "cruzada" a la rebelión contra el Estado Republicano durante la Guerra Civil, y concedió amplios privilegios al Dictador. Sin embargo, a partir del Concilio Ecuménico Vaticano II (1962-1965), ciertos sectores de la misma iniciarán una postura de disidencia cada vez más radical con la dictadura. Comenzó con una incipiente implicación de católicos seglares, sacerdotes y religiosos. La actitud de Pablo VI (cuyo nombramiento supuso "un jarro de agua fría" para Franco) y las resoluciones del Concilio (en favor de la democracia y los sindicatos), rompieron la tradicional sintonía entre la Iglesia y el Régimen.
Hubo varios factores que tornaron la situación en un problema político de primer orden: por un lado, el aumento de sacerdotes (en general, jóvenes), calificados de "progresistas" -es decir, socialmente comprometidos, de acuerdo con el Concilio- y "separatistas" -identificados con los nacionalismos periféricos-. Era la época de los "curas obreros". Los problemas se acentuaron a medida que el episcopado se renovaba, asumiendo algunas de estas posturas, aunque fuera de forma tímida. Todo esto se vio alentado por la política del Vaticano, cada vez más enfrentado a la dictadura. Así, esta crisis afectaba directamente a la esencia misma del franquismo como régimen confesional. También hay que destacar el compromiso social de los integrantes de los movimientos especializados de Acción Católica (HOAC y JOC, sobre todo), así como de los militantes seglares, cuya actitud crítica ante las injusticias de la dictadura les costó ser represaliados a fines de la década.
Por si fuera poco, en septiembre de 1971, la Asamblea Conjunta de Obispos y Sacerdotes, hizo una declaración autocrítica sobre la postura de la Iglesia durante la guerra, pidiendo perdón y llamando a la reconciliación entre todos los españoles. Frente a todo ello, el franquismo se sentía impotente. A Vicente Enrique y Tarancón y otros siete obispos recién nombrados, se les llegó a considerar como "jerarquías desafectas". En ese contexto, el caso "Añoveros", en marzo de 1974, fue un punto álgido de la tensión: Monseñor Añoveros, Obispo de Bilbao, pronunció una homilía de carácter nacionalista vasco, lo que le valió la expulsión. La credibilidad y la imagen del gobierno (supuestamente "aperturista") resultó muy dañada. La ruptura de la unidad nacionalcatólica fue bautizada por quienes integraban y apoyaban la Dictadura como "la traición de los clérigos". Hubo incluso un movimiento anticlerical de ultraderecha, y carácter violento.
¿Qué ocurrió con los sectores clericales y sociales más reaccionarios? En términos generales, se agruparon en torno a asociaciones de espiritualidad más integrista, como la Hermandad Sacerdotal (fundada por el arzobispo francés Marcel Lefevbre en 1970) y el Opus Dei (un instituto secular fundado en 1928 por José María Escrivá), totalmente contrarias al Vaticano II. Los tecnócratas del Opus Dei habían ejercido un papel político preponderante entre 1957 y 1973, en los sucesivos gobiernos de Franco, llevando la iniciativa en los asuntos económicos (fueron los artífices de la liberalización económica y el "desarrollismo") y marcando la dirección de buena parte de las reformas políticas (tendentes a la modernización e institucionalización del régimen), bajo los auspicios del Almirante Carrero Blanco.
Formaban una asociación de disciplina común -al margen de la Jerarquía y del resto de grupos católicos-, dispuesta a conquistar el poder tomando posiciones en puestos clave de la Administración. Motivo por el cual, no sólo recibieron críticas desde el exilio y la disidencia interior, sino también del resto de facciones del propio régimen, empezando por Falange, pero también del resto de grupos católicos. En la editorial 'Ruedo Ibérico' (una de las principales del exilio en Francia, cuyos libros circulaban en España de forma clandestina) hubo dos libros especialmente polémicos: 'El Opus Dei en España' (París, 1968), de Daniel Artigues (pseudónimo de Jean Bécarud) y 'La prodigiosa aventura del Opus Dei' (París, 1971), de Jesús Ynfante.
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